9.7.11

La inexistencia del autoengaño.

Aún así despierto a la luz
insoslayable y repetida
de la mañana casi mediodía
detrás de una noche mojada
y fría, acompañado.

Aún así, acierto a tocar
y remiendo con mis manos
el albur de mi apariencia
con nudos, lazos y camisas
que deshacen lo desnudo
y comprimen la esencia de lo vivo.

Aún así, no haber dejado
de aspirar el vacío
que deja cada día la vida
en un oscuro tejado,
y convertir la bilis en sangre,
recuerda el viejo sueño
de la muerte imparable.

Aún así, hay nubes que saludan,
pájaros que invaden mi balcón,
ajos que sonríen verdes
en postura de exclusión,
como si quisieran mostrar
el otro lado del verano,
ese que nos empeñamos
siempre en obviar.

Aún así y a pesar de todo
tengo los sentidos
libres, sabios y consentidos
y les permito que destrocen
mis tripas. Aún así
el autoengaño no existe
sin mí.

Padre.

Padre, vienes hoy a mi ojos,
con tu cara manchada de sangre.
Te sigo soñando entero
cinco años despues de tu muerte.
Otra vez desoiré tus consejos,
para saberte cierto en mis fracasos,
que son los que te dan vida y abrazo.

Philip Larkin and I.

Conocí a muchos como tú
huían hacia ese lugar,
hablaban de amor
y tranquilidad.
Es una forma de estar
que nosotros denigramos
en este otro establo
de vuestra libertad.

Pacemos caballos invocados
y anillados. Sin espera,
la tranquilidad no existe.
Ya habéis logrado
que nuestro corazón
no sea entregado.
Sólo vive la fúria
en el verde hirviente
de nuestros cascos herrados.

No french farewell.

La abstinencia
te aplasta
contra un suelo vacío.
Lo provisional no miente.
El público ignora
lo que hay detrás
de la máscara.
La salida no suele estar
debajo de la flecha roja.
La rima no siempre es evidente.
El polvo entra por la nariz.
Tus venas no siempre se hinchan
por la sangre que las riega.
Los ojos están envueltos en papel.
La risa es mentirosa.
No se contagia la alegría.
La guerra no es contigo.
Los asientos reservados
los ocupan siempre idiotas.
Sólo te aplaude a quien no importas.

25 de Diciembre.

Tiemblan cientos de noches
amarillas, rojas, pinceladas.
Apaciguan tus manos guantes de lana
con la tela de un abrazo flotante.
Sueles decirte que la magia
camina entre edificios armados
amarillos, rojos, resueltos.
Contienes el agua como en los ojos,
aplaudes, cómo no,
cualquier forma de fracaso.
En armarios sin honra
se debaten grandes cosas,
el amor, la muerte y las sombras.
Imágenes duras aparentemente,
formando con alegría invernal
un árbol de mentiras y apaños
que parirá regalos dorados,
como siempre, el 25 de diciembre.

Mil cuerpos de telaraña.

Santos descalzos en procesión
renuevan el aire de este pueblo.
Entre el griterío de la gente
un angel bajó para darme un traje.
Es el traje del pájaro negro
que sienta tan bien al yo saliente,
mientras tu vestido de raso verde
desfilaba hacia el balcón abierto
y bailaban así nuestros ropajes
en ausencia de los cuerpos dormidos,
mil cuerpos de telaraña.

Entre tu luz y mis ojos
permanecerá la vida
asentada en caudales de porquería.

Oui.

Comme l'enfant que vous
laissez libre dans le parc,
comme le chien que vous
enseignez de dire "non".
Comme le ballon que vous
laissez échapper
tandis que je le regarde
par la fenêtre.
Comme un alligator qui
est séché au soleil,
c'est ainsi que le destin
dit parfois "oui".

Mi torre poco práctica.

Permanezco quieto,
sigo inmóvil ante tus vidas
anteponiendo tus brazos a mis ojos.
Salgo reforzado de tu aliento
alcoholizado,
disfrazado de cruz errática.
Deseando hacerte ver
que mi deseo es un "te quiero".

Álgido bastión
de mi torre poco práctica
creo que el milagro de la vida
tiene que ver contigo
pero no siempre que uno cree
que tiene algo que decir
sabe cómo hacerlo.

Tálamo.

Tierna se queda la noche
cuando sueltas la mano del niño
para apagar tus ojos.

Ese niño encontrado vaga
en la plata de la luna ausente.
Siente el hueco de su mirada,
negro el cometa al pasar.

Clava sus rodillas en el barro
que huele a pino y albahaca.
Reciente es la herida del lobo
la sangre le grita en corro
¡no la dejes pasar!

Ahora sin remedio el niño perdido
tomará su mano descalza,
llenan la boca de tierra tus besos.
Revienta, espina de la noche ausente.

Hombres.

Pisarán las piedras cultivadas,
hombres templaran sus suelas
en el asfalto que salió
de vuestras bocas.
Y el sol será el mismo
aquí y allá donde jueguen vuestros hijos
y mueran pesadillas por la bombas
también por tus manos moldeadas.
Y los alisios y la tramontana
jugarán entre el cielo
siendo lo mismo.
Las lágrimas de risa y llanto
de vuestros antepasados
que os dieron a luz, convergerán
para que todos los mares sean el mar.

Para que yo te nombre.

Para que yo te nombre
tus piernas deberán ser de madera
y de tus brazos nacerán
manzanas rojas.
Para que yo te nombre
cambiará el color de tus hojas,
se tornarán amarillas
y las dejarás caer.
Para que yo te nombre
olvidarás tus raíces
cuando el frío las haga callar.
Cuando yo te nombre
respiraré despacio al caminar
dejando atrás tu sombra,
después perderemos la esperanza
y ese será tu nombre.

Calles.

Y
Y sé
Y sé que
Y sé que hay
Y sé que hay calles
Y sé que hay calles que
Y sé que hay calles que te
Y sé que hay calles que te llevan
Y sé que hay calles que te llevan antes
Y sé que hay calles que te llevan antes a
Y sé que hay calles que te llevan antes a donde
Y sé que hay calles que te llevan antes a donde tú
Y sé que hay calles que te llevan antes a donde tú quieres
Y sé que hay calles que te llevan antes a donde tú quieres ir.
Pero esas no son calles que yo suela frecuentar.....................

Pasado.

A ti te debo lo que no soy,
vienes y vas como un mar ingénuo
temeroso de acariciar mi orilla.
Cada vez que rompes contra mí
te llevas algo.
Sólo muy pocas veces recibo notícias
papeles mojados, tinta azul borrosa
letra pequeña, casi ininteligible
dentro de botellas
que estallan contra las rocas
clavándo todos esos cristales en mi carne.
Tanto dolor me hace llorar
pero me abrazo para sentir más fuerte,
para sentirme superhéroe de nuevo.

Purpurina.

Y tuve fe. Hay purpurina, hay vida.
No hay purpurina. No hay vida.

Naranjas.

Que se ensombrezcan tus manos
para que el pájaro negro vuele sobre tus horas,
que al fin todo sea negro para vos.
Que se marchiten tus párpados,
que tu piel se desvanezca
y que el viento te empuje hacia la noche.

Pero el cielo,
el cielo que no se apague
para que el viento amase tus alas,
que tu piel huela a naranjas.
Que tus párpados se enciendan,
que al fin te llenes de color
y que tus manos no dejen de guiarme.

Eres un buen momento para morirme.

Otra vez ha llegado hasta mi
la gran tristeza.
Cuando no haya nadie
de quien despedirse,
no habrá ausencia.
Los milagros existen,
pero se dan sólo una vez.

Jorge.

Ya no camino solo
por los lagares,
soy capaz de escuchar
hablar a los árboles.
De la noche nacen manos,
siempre.

Malaje.

Tengo un tesoro escondido,
lo cubre una tela de polvo
lo limpia el mar desde el fondo
lo pierde de vista la noche.

La luna quisiera pescarlo
lo encuentra tu anzuelo
entre asombros.
La ostra bajó hasta el infierno,
no supo beberte despacio.

Ven a buscarme temprano
cuando la sal
se pegue a tus botas.

Me encontrarás tejiendo las redes
que han de unir nuestras sombras.

Temporal.

Un árbol muy caído
sin más verdor aparente
que el de la propia sangre
aupándose desde la raíz
a la nada.
Un código inacabable
para la supervivencia.
Aunque no le sirva
ni a la tierra.
Ni siquiera dios se detendría
a observar el fervor infinito
de un ser tan miserable
mitad héroe, mitad trampa,
que no cobijó ni a la araña.

Cuando todo suceda.

Cuando todo suceda
algunos dirán que sí,
que siempre se puede.
Otros dirán que no,
que ya es tarde.
Otros pasearemos desnudos
al amanecer.
Otros permanecerán sentados
esperando la vuelta
de las aves migratorias.
Cuando todo suceda,
sólo algunos perderán
sus certezas viajeras.

Lo que nos queda.

Nos queda sentarnos en un banquito al sol.
Y mirar, mirar al empedrado.
Y escuchar, como les salen los dientes,
a los demás.
Y fumar, exhalar el humo
por los agujeritos que tenemos.
Nos queda dejarnos crecer la barba recia
y el pelo huidizo.

Y no nos queda mucho más que callar,
cerrar la boca temerosa,
analizar los gestos postreros,
recordar la vida como será.
Nos quedan los poemas
y nada más.

8.7.11

Hamlet!

Señores,
no se dejen engañar
por sus desvaríos,
por el hombre negro que le gritó:
"¡no estés triste!",
por ciertos murmullos en el hospital,
por el camarero sordo que le sirve el café,
por la cajera del supermercado
que quisiera ser su madre.
Debajo de ese Hamlet desviolinado
cociéndose al vapor,
¡hay un hombre feliz!

7.7.11

El fin antes de empezar.

Si una vida son tres vidas,
si en un café predomina el antes,
si los pasos son caminos,
si elegiste acariciar rechazos,
aceptar que no tienes males
se vuelve complicado.
¿Qué esperas en la espera?
Un amanecer de fuego o esperanza.
Una resolución contra el conflicto.
Ser de madrugada y ciernes.
Esto es más de lo que te ofrecen
ni siquiera llena el cubo de tripas.
Somos un cubo de tripas
y un corazón inventado.