9.7.11

Naranjas.

Que se ensombrezcan tus manos
para que el pájaro negro vuele sobre tus horas,
que al fin todo sea negro para vos.
Que se marchiten tus párpados,
que tu piel se desvanezca
y que el viento te empuje hacia la noche.

Pero el cielo,
el cielo que no se apague
para que el viento amase tus alas,
que tu piel huela a naranjas.
Que tus párpados se enciendan,
que al fin te llenes de color
y que tus manos no dejen de guiarme.

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