8.7.11

Hamlet!

Señores,
no se dejen engañar
por sus desvaríos,
por el hombre negro que le gritó:
"¡no estés triste!",
por ciertos murmullos en el hospital,
por el camarero sordo que le sirve el café,
por la cajera del supermercado
que quisiera ser su madre.
Debajo de ese Hamlet desviolinado
cociéndose al vapor,
¡hay un hombre feliz!

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